Comportamiento Locomotor de los Gatos

Conocer el comportamiento locomotor de los gatos ayuda a entender mejor el impresionante estado evolutivo de los felinos. El gato es tan veloz como el caballo y puede adoptar marchas en dos y cuatro tiempos, llegando a desplazarse en cuatro velocidades distintas denominadas paso, paso ligero, trote y galope.

Para ellos es sumamente fácil trepar, incluso en superficies lisas. Sus garras son herramientas de precisión. El gato sabe bajar del sitio al que trepó, excepto cuando lo ataca la angustia en la cima.

Los gritos de un propietario asustado pueden privar al gato de todos sus medios para descender. Es preciso tener cuidado con el riesgo que se corre al ir a buscar a un gato en lo alto de un árbol o en una situación delicada, porque los arañazos son a menudo inevitables cuando el animal se aferra con demasiada vehemencia a su salvador. La idea popular que afirma que un gato cae siempre de pie es completamente falsa. Es cierto que más allá de un séptimo piso la velocidad de caída del gato será siempre la misma y las lesiones no serán más graves, pero en tales caídas hay que lamentar a menudo fracturas y neumotórax que pueden poner en peligro la vida del ejemplar.

En las caídas de menos de un metro y medio los gatos no tienen tiempo a darse la vuelta y pueden caer de costado haciéndose daño. Es preciso vigilar los balcones porque pueden verse tentados a asomar la cabeza más allá de lo debido. El sentido del equilibrio de los gatos es fascinante. Logran desplazarse por superficies de una anchura minúscula sin vacilar. Utilizan su extremidad posterior como timón y la desplazan a ambos lados para contrarrestar los puntos de apoyo. El sistema locomotor de los gatos es muy eficaz y sus músculos elásticos les permiten dar saltos de varios metros de longitud.