Las Plumas de los Agapornis

Las plumas de los agapornis son objeto de estudio por los ornitólogos y existen multitud de libros, manuales y revistas que facilitan algunas de sus características más importantes. Uno de los principales aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de conocer realmente a los inseparables es su morfología, lo que conlleva aprender un vocabulario específico sobre las aves.

Cada individuo posee distintos tipos de plumas con una función diferente y todas ellas son fáciles de reconocer. Al salir del huevo tras menos de treinta día de incubación aparece el plumón. Este tipo de recubrimiento se mantiene cuando los agapornis crecen, aunque apenas se ve porque se sitúa debajo de las plumas. El plumón tiene una importante función de termorregulación.

Después están las semiplumas, que crecen en los lugares donde se produce flexión en la piel como en las rodillas o en las juntas de las alas. La función de estos elementos es proteger la piel de las rozaduras. Los agapornis cuentan con bridas que son plumas con apariencia de pelos gruesos que se encuentran sobre los ojos. Las filoplumas son filamentos muy finos que se distribuyen regularmente por todo el cuerpo, aunque frecuentan más en las zonas del dorso y la cabeza. Tienen tanto una función ornamental como sensorial. Existe otra variedad conocida como plumón de talco que se localiza en el pecho de los agapornis y se presenta como una hebra de plumas revueltas.

Las plumas de los pájaros pueden clasificarse según su función. Por un lado están las primarias o remeras que se encuentran en los extremos de las alas. Son largas y fuertes. Su función primordial es facilitar el vuelo. Las plumas secundarias de los agapornis se encuentran también en las alas y su principal trabajo es facilitar la ascensión. En la base de la cola se encuentran las plumas timoneras que son las encargadas de dirigir la trayectoria del vuelo.